POR. EULOGIO SOTO MAHE.
Caracheo Gto.” Todo sacerdote que predica la palabra de Dios en tiempos de persecución e intolerancia, no tiene escapatoria, pues esta obligado a morir como Jesucristo en la cruz, con las manos atadas.”
Estas palabras, del Padre Elías del Socorro Nieves Castillo, expresan con realismo una visión clarividente, sobre la situación que le tocaba afrontar, y su firme decisión, desde la fe, de abrazar la cruz de Cristo, manteniéndose fiel a su ministerio, a pesar de los peligros que, se vivian en esa época, aun así, permaneció al lado de su grey recordando siempre el ejemplo, de san Agustín, patriarca de la orden, a la cual pertenecía.
Fue muy difícil para este hombre, alcanzar la meta del sacerdocio debido a las enfermedades, la perdida de sus padres, las responsabilidades familiares, y la pobreza, habían hecho mas que, imposible, sus aspiraciones de servir a Dios pero, debido a su tesón y simpatía, logro el apoyo de personas que se hicieron cargo de, el aunque, paso penurias para lograrlo.
De esta manera, fue ordenado sacerdote el 9 de abril de 1916, a los 33 años de edad, eran tiempos muy difíciles por la rispidez del gobierno, y esto lo sabia perfectamente bien, el padre Nieves pero, se imponía mas, el amor a su gente, de los cuales expresaba siempre durante su misa, “Sálvalos Señor, que perecen” por lo que, era muy estimado.
Ejerció su ministerio en: Yuriria, pueblo en donde nació, Santiago Maravatio, Aguascalientes y Pinicuaro Michoacán. Y por ultimo, fie asignado a la comunidad de la Cañada de Caracheo, donde construyó una iglesia con dos torres en una de las cuales, destaca un reloj que, él donó personalmente y que, fue llamado “EL Reloj del Padre Nieves” en donde reposan sus restos.
Concluyó su vida después de un periodo de clandestinidad, debido a que no acepto la orden del gobierno encabezado por el general Plutarco Elías Calles, de que todos los sacerdotes de la iglesia católica, tenían que concentrarse en la capital, bajo fuertes medidas de vigilancia.
Lo que no fue aceptado, decidiendo permanecer oculto en una cueva, durante 14 meses y donde oficiaba misa, e impartía los sacramentos. Hasta que fue descubierto por soldados federales un 7 de marzo de 1928.
Quienes lo trasladaron con otros presos, a una cárcel de Cortázar en Guanajuato y, después de ser juzgado fue sentenciado a morir fusilado, y así se le llevó, a un lugar conocido como el Llano, en donde fue puesto frente a un árbol de Mesquite, y antes de ser ultimado, todavía el padre Nieves, perdonó a sus victimarios, y le regaló su gabán y sus lentes al capitán, Manuel Márquez Cervantes.
Dos de sus seguidores que nada tenían que ver, con el movimiento de persecución hacia los sacerdotes, por el gran cariño que le tenían, decidieron morir con el y esto se dice que causó admiración al pelotón de fusilamiento, y del mismo Capitán Márquez, quien trató de convencerlos de que se retiraran, pues no había cargo alguno sobre ellos.
Pero finalmente, tuvieron que cumplir con la voluntad de esta personas, de morir por solidaridad con el párroco.
Los testimonios de agradecimiento, por parte de los creyentes del Padre Nieves en su capillita, instalada en el interior de la cueva que utilizó como refugio durante su calvario son numerosos y dan fe de que este hombre después de su muerte, sigue obrando milagros y este lugar, guarda toda la energía que el imponía, durante la celebración de sus misas.
Percibiéndose además, una gran paz y tranquilidad desde que uno llega a este sitio, en donde las montañas bordean lo que fue su refugio, y donde la carga energética que irradia toda esta zona, hace que creyentes y no, se postren ante la imagen del Padre Nieves que, parece escrutar a uno a través de su enigmática mirada que, cobra vida, por el grueso cristal de las gafas que utilizó por siempre.