Nada más llega el miércoles, día de tianguis, al igual que los martes y fines de semana, las calles y comercios se llenan de presuntas personas de escasos recursos que piden dinero y otros que con una receta médica piden ayuda, porque, supuestamente, tienen un familiar enfermo.
Esa es la forma de sacar dinero sin tener que trabajar.
Los comerciantes se quejan de esta ola de presunta «pobre gente», que llegan uno tras de otro a los establecimientos, pero que en realidad son personas que gustan de vivir precisamente de la limosna, aquí en otras ciudades.
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