VALLE DE SANTIAGO.- La primera vez que leí algo sobre «La Sirangua», fue hace aproximadamente 3 años cuando un buen amigo, amablemente me prestó algunos apuntes que pertenecieron Don Higinio Vázquez Vera, profesor y ex cronista emérito de nuestro municipio.
Entre estos documentos, encontré dos mecanoescritos elaborados para una publicación que hiciera en un periódico local en los años 30, aproximadamente, donde el profesor Vázquez rescata por medio de la tradición oral una antigua y extinta celebración que los Vallenses conocían como “La Sirangua”. Y que según algunos historiadores la palabra Sirangua significa antes o después de los muertos y refiere que esta celebración “al transcurso de los años, se hizo costumbre, o se les obligó a celebrarlo el 2 de noviembre día de los fieles difuntos”.
Esta fiesta popular se llevaba a cabo en el predio conocido como “El Llano” lugar que ocuparía posteriormente el parque Hidalgo o Alameda. Recordemos que el proyecto de la Alameda inicia en 1872, y al irse lentamente asentando las mejoras al parque, la Sirangua se organizó ahí y luego en el lugar donde se formó muchos años después la antigua cancha de basquetbol de la Alameda, que hoy ocupa la Escuela Primaria Niños Héroes.
En el otro mecanoescrito que muestro en esta publicación, el Prof. Vázquez intenta recrear la festividad de La Sirangua situándola hipotéticamente en el año de 1887 y la titula como “Mini Sirangua” 87. Sólo que verificada ahora en la plazuela conocida como “El Rinconcito” (tal como se conoce ahora) ubicada entre la
calle Zaragoza y Victoria el día primero y dos de noviembre; en este curioso ejercicio de recreación que hizo el Prof. Vázquez, hace un listado de tareas asignadas a populares personajes de la localidad de los años 30, pues menciona a Isidro «El Azucarillero», a «El Molonco”, quien era un conocido birriero, además de otros personajes como “El Tachuelo”, Bernabé y Domitila.
Hace algunas semanas tuve la oportunidad de leer un valioso libro que cortesmente me ofreció un seguidor, donde encuentro menciones sumamente interesante relacionadas con el tema de La Sirangua, información situada aproximadamente en el tercer cuarto del siglo XIX en Valle de Santiago. En este libro, el autor hace composiciones literarias con personajes y costumbres del Valle de Santiago de antaño desde una visión
personalísima, pues en sus poemas refiere con nostalgia haber conocido a los personajes que describe y añora las fiestas tradiciones del pueblo, entre ellas, la desaparecida celebración de La Sirangua.
El autor de este libro es Atanasio Pérez Vargas, un personaje oriundo del Valle de Santiago, donde en uno de sus poemas él mismo se describe como de origen humilde e integrante de una familia de 20 hermanos 16 mujeres y 4 hombres y que él, como muchos otros Vallenses deciden dejar el pueblo como consecuencia de
l inicio de la Revolución Mexicana, emigrando a la ciudad de México donde se avecindan de manera definitiva.
Analizando las composiciones del autor, este hace mención de La Sirangua en 3 de sus poemas, y una mención más en el prólogo. Atanasio Pérez Vargas calculo yo, debió haber nacido en la década de 1860 aproximadamente, pues la edición de este libro se da en junio de 1963 y menciona en uno de sus poemas estar próximo a cumplir los 100 años de edad.
Ahora que tengo la certeza de la existencia de “La Sirangua” en aquel Valle de Santiago del siglo XIX, me corresponde profundizar más en la investigación que iniciara Don Higinio Vázquez Vera, comenzando por conocer el significado de la palabra Sirangua, obteniendo información del diccionario purépecha donde dice que Sirangua significa raíz, aunque también encontré que existe una planta medicinal que lleva este mismo nombre.
La cultura Purépecha también conocida como Tarasca, se encontraba establecida territorialmente en el estado de Michoacán, en la región norte del estado de Guerrero hasta el sur del Estado de México y la región sur del estado de Guanajuato, esto último es muy importante pues gran parte de nuestro municipio tenía ese
dominio michoacano, basta recordar el nombre autóctono purépecha de esta región que conforma Valle de Santiago llamado “Camémbaro” es por eso que la fiesta de la Sirangua forma parte de nuestras raíces Purépechas, pues investigando en varias fuentes bibliográficas relacionadas con el tema, encuentro que: “El significado original de esta voz es según el Diccionario Grande (obra del Siglo XVI), Tomo II p. 501, Sirangua.
Raiyz. La misma obra registra también la expresión: Sirangua acunstani, que significa hacer la «tornaboda» . Tomando como referencia esta expresión, la voz Sirangua relacionada con la fiesta, significaría la prolongación de la fiesta hasta el siguiente día, pero a la vez sería la despedida de la misma”.
También encuentro que La Sirangua es una tradición surgida de la evangelización católica y que los purépechas adoptaron en sus fiestas religiosas siguiendo el orden de las celebraciones después de la pascua, y que se celebra al final de mayo, mes de los rosarios de la virgen y previo al Corpus.
En la actualidad en el estado de Michoacán, la misa de la Sirangua o «de la raíz» que se realiza en los diferentes pueblos un día después de la fiesta patronal, se da con la finalidad de reafirmar las costumbres y tradiciones de los pueblos indígenas.
Regresando a nuestra desaparecida festividad en aquel Valle de Santiago de antaño, es curioso lo que menciona el profesor Higinio Vázquez, cuando dice de la Sirangua: “Que se les hizo costumbre o los obligaron a celebrarla el día 2 de noviembre”. Si bien no encontré ninguna referencia sobre lo que dice Don
Higinio del significado de Sirangua, esta mención tiene algo de lógica, pues si se siguiera el patrón que se maneja en algunos pueblos del estado de Michoacán, la Sirangua en Valle de Santiago debía llevarse a cabo el día 26 de julio, un día después de la fiesta patronal del pueblo, el día de Santiago Apóstol; por lo tanto, el día que se celebraba La Sirangua era al día siguiente 2 de noviembre día de muertos. Creo que la apreciación de Don Higinio Vázquez no es tan herrada cuando dice que “se les obligó” siendo altamente probable que se
haya querido modificar la fecha de la Sirangua para exaltar el día de Santiago Apóstol y su carácter Español y no compartir el sentido religioso de la fiesta con las creencias indígenas, siendo algo parecido como lo ocurrido con la festividad del día de La Alberca, pues según menciona el ex cronista emérito el Dr. Benjamín Lara González en uno de sus libros “La iglesia católica, queriendo acabar con la fiesta pagana, edificó en las cercanías de La Alberca un templo dedicado al culto de Nuestra Señora de Las Mercedes cuya fiesta se celebra el 24 de septiembre, un día antes de la fiesta pagana”
Finalmente parece ser que la festividad de la Sirangua desaparece de nuestro Valle de Santiago, a causa de los cambios económicos, políticos y sociales que generó la Revolución Mexicana en nuestro municipio, pues después del paso de esta lucha armada no existen hasta el momento menciones sobre la misma, perdiéndose para siempre la antigua tradición purépecha. Sin embargo, no solo soy un convencido de la importancia de la preservación de nuestras tradiciones, sino también el de abogar por el rescate de las
mismas, como ejemplo, me llamó la atención que en el municipio de Paracho de Verduzco en el estado de Michoacán, nombrado pueblo mágico en el año 2020, inician sus festejos con un festival llamado “Irekani Sirangua” (irekani- vivir, habitar un lugar. Sirangua- raíz). Trasladando esta idea a nuestro municipio pienso que sería bueno rescatar el concepto de la Sirangua y anexarlo a los festivales que se han creado en nuestra ciudad, pues recodemos nuevamente Sirangua es raiz , por ejemplo, tenemos el reciente festival llamado
Camémbaro que bien se podría llamar ahora que conocemos más de la historia de las tradiciones de nuestro municipio como: Festival “Khaménbaro Sirangua” como demuestra el Dr. Lara con argumentos, de como se debería escribir el nombre autóctono de nuestro pueblo, fortaleciendo el sentido de pertenencia del evento y englobar en una sola emisión nuestras raíces gastronómicas locales, como: el camote, la birria enchilada, los tamales agrios de cacahuate y el mole tradicional de guajolote, además de nuestras danzas locales, elementos realmente generadores de identidad vállense.
C. D. Dr. Sergio Ruiz Aguilera. Cronista Municipal.