En la zona norte del municipio de Moroleón, Gto., sobre la loma de un cerro conocido con el nombre de Tepeyac o Nana-Nica (del purépecha «nana-nika»: señora Nika o «nanachicha»: señoras), se ubica un esplendoroso santuario al que concurren cotidianamente cientos de feligreses para venerar con gran devoción la Virgen de Guadalupe. Precisamente, por ser uno de los templos más concurridos de esta localidad, es oportuno dar a conocer algunos antecedentes acerca de su proceso de edificación, que abarcó más de 30 años.
Los trabajos de obra iniciaron en el año de 1932, cuando, por iniciativa del Padre Fray Reginaldo Vega y sostén económico del señor Ignacio León, se colocó la primera piedra en la loma del cerro. Dichos trabajos fueron suspendidos en el año de 1936 por falta de recursos. Para recaudar fondos y poder reanudarlos, el mismo señor don Ignacio León organizó la festividad de la Santa Cruz, dedicada a los trabajadores de la construcción, que fue celebrada por primera vez el 3 de mayo de 1942 (Ortiz, 1981).
De 1959 a 1961, el MRP Fray Rafael Lagunas continuó los trabajos de obra con apoyo de la feligresía. Durante ese periodo, destacó la labor del maestro cantero don Teódulo Villagómez, oriundo de la comunidad rural de las «Cútucuas de arriba», quien trabajó en la etapa de construcción de la nave.
De 1962 a 1963, continuaron la obra los frailes Cirilo Álvarez e Isidro Chávez, quienes terminaron la cúpula e iniciaron las torres. En 1967, estando de regreso el MRP Fray Rafael Lagunas y siendo maestro cantero don Manuel Jiménez, se concluyó y bendijo la obra el 12 de diciembre de 1973.
A manera de datos curiosos, cabe resaltar que el cerro donde está construido este Santuario es el lugar donde se asentaron los primeros pobladores del actual territorio municipal, por el año de 1620. Por haber un «ojo de agua» o manantial al pie del cerro, ese barrio es conocido popularmente como la «’jodeagüita». De acuerdo con el Sr. Ramón Villagómez, hijo de don Teódulo Villagómez, la cantera de ese templo se trajo de las comunidades rurales de Jamaica, Tarímbaro, Michoacán, y Huapango, Tarimoro, Guanajuato.
Durante el proceso de edificación, cientos de feligreses apoyaron con mano de obra para subir piedras y construir una escalinata de concreto que comunicara el pie del cerro con el portón del templo; labor a la que se conoció como «las faenas». En total, se construyeron 135 escalones.
La representación al óleo de la Virgen de Guadalupe que se resguarda al interior del Santuario fue pintada por la Sra. Ma. del Rosario Zavala en junio de 1982, a petición del MRP Fray Fernando Gavidia.
Actualmente, a partir del 3 de diciembre de cada año se inicia una Novena en honor a la Virgen de Guadalupe, en que los padres de familia llevan a sus hijos vestidos de «inditos» y se dan cita diversas agrupaciones de la sociedad (asociaciones civiles, grupos religiosos y empresas del sector público y privado). Tal novena culmina en la víspera de la celebración de la Virgen de Guadalupe (12 de diciembre). Ese día, la Virgen es venerada con mañanitas desde la madrugada hasta que anochece en una gran celebración que congrega a miles de feligreses desde distintos puntos de la región.
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Envío un agradecimiento a las autoridades eclesiásticas del Santuario por la información que me facilitaron durante el proceso de investigación de este contenido, así como al CP Enrique Sosa por su apoyo durante el proceso de redacción.