VALLE DE SANTIAGO.- Recuerdo que a principios de la década de los años 70 cuando muchos de nosotros todavía éramos niños, nos llamaba mucho la atención la aparición repentina de los carros de camotes que anunciaban su llegada, activando aquel silbato que emitía un fortísimo pitido que alcanzábamos a escuchar a varias cuadras a la redonda.
Estos curiosos artefactos móviles construidos en lámina, contienen en su estructura una pequeña caldera de leña y dos cajones, uno para cocinar los camotes y plátanos y otro para mantenerlos calientes listos para su
venta, en nuestra ciudad estos carritos camoteros avanzaban durante las noches por las calles espantando a uno que otro transeúnte que tomaban los camoteros desprevenidos al accionar de manera sorpresiva el silbato.
Siempre tuve la duda de por qué sólo los veíamos por temporadas en nuestra ciudad, desapareciendo tan repentinamente como habían llegado; hace algunos días ya pardeando la tarde, escuche el famoso pitido del carro de camotes, así que de inmediato salí a alcanzarlo para comprar un plato combinado de camote y
plátano macho, ocasión que aproveché para platicar brevemente con el joven vendedor, el cual me comenta que es originario de la ciudad de Puebla y que llegó junto con nueve camoteros más al estado de Guanajuato para vender camotes y plátanos en sus carros camoteros, recorriendo una ciudad por día.
Ahora entiendo que las personas que se dedican a trabajar estos carritos de camotes son por tradición itinerantes, y no quedando conforme con esta información decidí investigar un poco más sobre el tema, encontrando que: Existe un lugar en el Estado de México llamado San Lorenzo Malacota, municipio de
Morelos, con una población de poco más de 3 mil habitantes de donde son originarios más de 400 vendedores de camote en carrito que recorren las calles del país.
En esta comunidad también se dedican a la construcción de carros camoteros donde cada 13 de agosto se celebra una misa especial en la Parroquia de San Lorenzo, donde los camoteros acuden con sus carritos
vistosamente adornados al atrio de la iglesia para recibir la bendición, y en agradecimiento a las ventas del año regalan plátanos y camotes a los ahí presentes.
Finalmente y ya para cerrar esta publicación, recordemos aquella estrofa de esta canción interpretada por el famoso cantante Antonio Aguilar titulada “La del morral” del autor michoacano Bulmaro Bermúdez, que hace
honor a los muy mexicanos carros de camotes. “ya ni escuchas el pitido de mi carro de camotes, tal vez algún un individuo te paso pitando en coche, ya cambiaste el morralito por una bolsa de broche”.
C.D. Dr. Sergio Ruiz Aguilera. Cronista Municipal.