En México y otros países de centro y Sudamérica es habitual que quienes cultivan maíz o garbanzos realicen una celebración o reunión entre amigos para degustar la primera cosecha de temporada.
En el caso de los elotes, sean blancos, rojos o amarillos, el anfitrión suele colocarlos envueltos en su propia hoja sobre brasas ardientes hasta que los granos de la mazorca adquieran un cocimiento suave o crujiente, según sea el gusto.
Algunas personas aderezan ese platillo con limón y sal. Otros lo acompañan con un caballito de tequila o un vaso de cerveza fría. Generalmente, ese tipo de celebración es conocida con el nombre de «elotiza», aunque en la región sur del Estado de Guanajuato, se usa más la palabra «chivada».
Al ser un regionalismo, es difícil determinar el origen exacto de esa expresión; sin embargo, es probable que derive de la palabra «chivas», usada en su sentido popular. Al respecto, el Diccionario del Español de México, del Colmex, refiere lo siguiente:
«Pertenencias de una persona; cualquier conjunto de objetos de poco valor, pertenecientes a una persona: […] “Recogí mis chivas y me fui”».
Así, el sentido del término se emparenta con el que tiene en otros países de Latinoamérica, por ejemplo, en Venezuela, en donde «chivas» se usa para referir los costales con que se transporta objetos o legumbres.
De ese modo, una «chivada» bien podría definirse como una celebración en la que campesinos sacan de su granero una porción de sus «chivas» o costales de elotes de temporada para asarlos y degustarlos con amigos o familiares cerca de la milpa.
En el municipio de Moroleón, este bocadillo se consume principalmente en las comunidades rurales, donde se cuenta con extensas áreas agrícolas; sin embargo, en la zona urbana, es común que algunos vecinos que cuentan con «ecuaro» en su casa, asen elotes sobre la vía pública, mediante una parrilla, para ponerlos la venta.