Por más que le decía la señora a su marido que no anduviera de uto, o sea con mujeres, este hombre siempre aseguraba que no andaba con naiden, que eran puras mentiras lo que le decían a ella…. Pero los chismes que le llegaban a la esposa eran casi siempre de que «vi a tu marido que estaba de muy cariñoso con una doña allá por la colonia Los Pinos»…. «Haz de ver la forma como estaba platicando con ella en la
puerta de su casa, justo cuando le llevaba el entrego del Super, bien cariñoso y sonriente»… Juan Alberto no tenía empacho de ser cariñoso, y en eso sí tenían razón las pinches viejas que le llevban falsos testimonios a la esposa de este hombre… Siempre muy atento, muy servicial y hasta dispuesto a hacer favores, como el de ir a pagar la luz, cuando una de las clientas le pedía, que si por favor iba a la planta de la luz… El iba y
pagaba y le regesaba el recibo ya con su sello de pagado… Pero eso no significaba de ninguna manera que tuviera relación setsual con la vecina, simplemente le hacía el favor de hacerle el pago al andar por el centro… Así también ocurría con otras ñoras, que incluso le daban 10 pesos por llevar el pago tanto a la CFE como al servicio de Agua potable…. «Eso es lo que hago, mujer, eso nada más. No tengo nada qué ver con
ellas, que si acaso son dos o tres, pero nada más. Y te estoy diciendo que me dan una gratificación, con eso acompleto lo del chivo, que te doy»… Nada de eso convencía a la esposa, siempre asegurando que andaba de viejero, lo que desde luego implicaba que seguramente se las estaba echando al plato, como se dice… De
nada servían las explicaciones que le daba el marido… Las esposas le creen más a lo que dicen sus amigas o vecinas, que a lo que digan los maridos… Siempre acusados de que andan de ladinos o viejeros, por ahí, con gatuzas o mujeres livianas, que aunque casadas, sin duda que sueltan la prenda ante el menor coqueteo que se les hace… Eso sí, ellas siempre juran y perjuran que nunca se han metido con nadie, que «no hacen eso»
que hace su marido u otros hombres que viven por el rumbo de la casa, o incluso entre los familiares parientes… «Ya ves a Juan, el hijo de Micaila, siempre ha tenido a una vieja zorra que vive por la Camelina. Y Juan siempre negando de que anda con ella… ¡si ya se le ha visto que se ven en el jardín principal a eso de
las 7 de la noche, ya cuando está oscuriando!… De ahí quién sabe a dónde se irán… Pos seguramente que a algún hotel o casa sola, ¿qué no?… Pos claro que sí, nunca falta un lugar en donde puedan hacer sus cosas… Mujer, no se dice «hacer sus cosas», se dice «hacer el amor» -le corrije Mari Carmen, su comadre…. Pos es lo
mismo… Además de que eso no es hacer el amor, porque el amor se da entre parejas que se quieren y aman, como los esposos o incluso los novios en pareja… Pero eso de irse con otra mujer nada más a saciar sus instintos sexuales, como si en la casa no tuvieran mujer, eso no está bien… En cambio hacer el amor, es hacer con quien tú quieres, tú amas, la persona que es tu pareja ante la bendición de Dios… ¿Y a poco tú
haces el amor con tu marido, es decir, que si el acto sexual lo haces con amor, o nada más te acuestas para que el satisfaga su necesidad setsual?… Bueno, tú sabes que eso era la principio, digamos durante los dos primeros años de que nos casamos, ya después no es lo mismo, nacen los chiquillos, aumenta el quihacer, las tensiones y complicaciones y pues como que se bajan o se quitan las ganas de tener eso que los
hombres tanto les gusta… Pero como quiera uno se pone para dar el servicio y complacer al marido, a fin de que tenga en donde desahogar sus ansias… Sin embargo, eso de que anden por ahí buscando en donde descargar dichas ansias, nomás por puro desahogo, sin amor, a lo puro animal, pues como que yo creo que
no está bien.. Y pese a que al término no quedan del todo bien, porque se sienten enseguida culpables de lo que andan haciendo, de todos modos vuelven, y se encuentran a otra, pues también le dan… No sé cómo es que pueden hacer eso, si a nosotras las mujeres nos enseñaron a ser mujer de un sólo hombre, y de cumplirles, dejárse cuando quieren, complacerlos, hacerles la comida, tenerles su ropa bien lavada y
planchada, y todavía así, andan como perros en la calle buscando lo que tienen en casa… ¡No es posible!…. Pues en eso tienes razón Maríana… Pero muchas de las veces… Mira, mira, ya vas a salir con su «Pero muchos de las veces»… Y vas seguir con que vaya al templo a confesarme, y que le tolere todo lo que hace él, «al cabo que todos los hombres son así», eso no, no va…. Debe uno hacer algo para evitar que el marido de una anda por ai… ¿Cómo le vas a hacer para evitar que ande así?… Pos no sé… neta…. Y sí, no hay forma… Tampoco te voy a decir que le pagues con la misma moneda, porque…. Oye, espérate, puede ser que tengas razón… El que la hace, la paga…!