El Valle de Santiago se encuentra a unos 90 kilómetros hacia el sur de la ciudad de Guanajuato y también se lo conoce como el Valle de las Siete Luminarias. El poblado se fundó el 28 de mayo de 1607 y está asentado en plena zona volcánica. Su nombre original era Camémbaro que, en purépecha, significa “lugar de ajenjo y
estafiate” (plantas salvajes que se encuentran en la zona). Cuando los españoles llegaron a la zona, Camémbaro dejó su nombre para adoptar el de Valle de Santiago.
La zona que resguarda infinidad de secretos se ubica en la parte oeste del municipio y se caracteriza por la existencia de una superficie donde se alza un majestuoso conjunto de cráteres volcánicos inactivos, de bordes bajos y centro plano, con diámetro de hasta un kilómetro. Los más populares de éstos son conocidos como las hoyas de Rincón de Parangueo, San Nicolás, La Alberca, La Cíntora, Blanca, de Álvarez y de Solís (y hoya Blanca).
El antiguo Camémbaro, además de caracterizarse por la amabilidad de su gente, lo hace por un ambiente enigmático que es irrefutable, ya que suceden cosas increíbles, como la cosecha de verduras gigantes que se registró en la década de los noventa, el avistamiento constante de ovnis y la coincidencia que pone de
manifiesto la más grande incógnita del lugar: los siete volcanes del valle resguardan una asombrosa semejanza con la constelación la Osa Mayor y los cráteres y las estrellas dibujan en su respectivo espacio la misma figura.
Hoy en día poco se habla de este valle y, además de las fotos que aquí te presentamos, tomadas en la década del 90, no hay algún otro registro sobre la siembra de estos descomunales vegetales, así que solo nos queda una opción: ir directamente a este sitio y tratar de investigar más a fondo, pues el tiempo se ha encargado de dejarlo en el olvido. Suena a una aventura bastante interesante ¿no crees?