MOROLEÓN.- Nada igualable como sentir esos nervios o sentimientos por el día del amor y la amistad.
Recuerdo, cuando era novio, la sensación y preocupación desde unas semanas antes o desde el comienzo del mes de febrero por estar pensando qué regalarle a la novia el mero catorce, y es que a veces el ahorro era muy poco, pues cuando uno es estudiante no sobra mucho o no había torta.
La verdad que es muy bonito y aunque no es tan importante qué regalemos, sí lo es el más mínimo detalle, por ejemplo, pensaba en chocolates y de inmediato me decía en mi mente: no; porque engorda, o en flores: no; porque le duran unos días y se marchitan.
Total, uno quería que fuera un regalo que le durará mucho tiempo, lo más que regalaba eran poesías, al fin que no costaban nada, más que mi tiempo y además trataba de decir palabras bonitas, de esas que llegan.
En aquellos tiempos (en los 70), era muy bonito.
Dado que era un día especial, igual que todos los domingos, se daba la vuelta en el jardín, solo de volver a pensar en esos tiempos se me pone la piel chinita de tan bellos recuerdos.
Imagínate ya una vez que elegiste el regalo, ahora pensar qué ponerte para ese día esperado, las mejores garras, los zapatos bien boleados, el mejor perfumito y bien bañado.
Recuerdo bien que en el jardín era de dos vueltas, una chica (estaba muy cerca del kiosco) y la otra era la grande (más pegado hacia la calle), otros decían que los que daban la vuelta sobre la calle, eran los que
querían conseguir novios con carro, o en los portales es que buscaban a alguien con tienda, bueno, lo que fuera, pero lo que sí era cierto es que las mujeres circulaban en sentido contrario a los hombres, esto con el fin de verse a la cara y poder aventársele sin que se equivocara de pareja, otros les aventaban serpentinas, confeti o piropos.
Otro detalle que recuerdo es que los barrios tenían lugar especial en los diferentes puntos del jardín. Por ejemplo: los del barrio de El Chayote se ponían frente a donde está el padre Quintana.
Los del barrio de El Bordo se ponían muy cerca de la entrada que está por la calle Juárez, y así los demás
barrios, solo que no recuerdo bien donde se paraban los de El Llanito, la Ojo de Agüita, los de la calle del Baño, La Tepolka, y otros más, que por el momento se me olvida, pero sin duda ustedes si se acuerdan y nos lo recordarán.
¿Cuántos se conocieron ahí dando la vuelta?
En las fotos, están amigos del barrio de El Chayote, sus nombres.
Raúl y David Avalos, Joselito y Antonio Anguiano, Juan (mejor conocido como el grande), Eliseo y los otros dos no los recuerdo ojalá y alguien los conozca y su servidor (a ver si saben quién soy).
Los 70, los 80 y hasta los 90, así fue, una época de ORO de esas que no se olvidan. Acerca de la amistad, ahí conocí a muchos amigos que hasta la fecha hemos conservado esa amistad, con ellos no había necesidad de regalos, con un simple abrazo y un recordatorio de que seguía viva esa amistad.
Ojalá y les haya gustado este recuerdo y si alguien vivió una de esas épocas por favor compártalas,
por el simple hecho de vivirlas de nuevo, porque recordar es vivir.
