La fachada de la vivienda tiene una pared de ladrillos, con dos puertas: una pequeña de acceso peatonal y la de la cochera, a un ado. Esta vivienda fue la última guarida de Ovidio, una casa aparentemente de descanso, ubicada en lo alto de Jesús María, unos 50 kilómetros al norte de Culiacán.
El interior del inmueble luce ya abandonado, a primera vista se aprecia ropa y cobertores tirados, una pequeña sala y comedor bajo la palapa principal. En el patio central quedaron algunas camionetas y vehículos deportivos y una cantidad impresionante de casquillos.
Los vecinos narraron que Ovidio se encontraba dentro del inmueble, junto a otras personas más, la madrugada del 5 de enero, cuando de pronto se escucharon helicópteros y luego un sinfín de detonaciones.
Al haber escuchado los primeros balazos, Ovidio habría intentado escapar del lugar, pero los caminos ya estaban ocupados por elementos federales, lo que provocó otros encontronazos con las autoridades.
A diferencia del 17 de octubre de 2019, cuando las autoridades lo dejaron ir tras ser capturado en una propiedad ubicada en el desarrollo urbano Tres Ríos, en Culiacán, esta vez sus pistoleros no lograron impedirlo y fue recapturado.
Ante ello, autoridades solicitaron apoyo para evitar que fuera liberado, logrando sacarlo con éxito del poblado, para luego ser trasladado a la Ciudad de México.
Algunos sicarios intentaron resguardarse en el interior de las viviendas de los pobladores, por lo que las autoridades dispararon hacia éstas para detenerlos.
Durante un recorrido se pudo apreciar que las paredes de las viviendas fueron testigos de las grescas armadas.