En el Día del Amor y la Amistad, cabe recordar esos casos de amor sincero, de amor fuerte y valedero, el que se sostiene pese a las circunstancias adversas… Son muchos los casos que se dan en la vida humana, en la vida social o vida de vecinos… Como el caso de María Eugenia, el cual lo tengo muy presente… Desde que era muchacha tenía un hombre, que era su novio, Juan Martín, pero pronto conocería a José Roberto, un
vecino del rumbo donde vivía en esa colonia Lindavista… Inicialmente ella conoció a Juan Martín, y fueron muy amorosos, muy enamorados, y llegó el caso en que ella le dio la torta por el mismo cariño que le tuvo y que le fue creciendo… En esa edad de 16 años, María Eugenia se embarazó, producto de ese amor con fuego que tuvo con Juan Martín… Y fue una niña la que tuvo producto de ese primer amor, pero del cual
siempre se sintió ligada… Y es que resulta que el dicho Juan Martín era regañado constantemente por su mamá, por tener de esa novia… La señora decía que parecía una muchacha de «esas de la calle»… Lo cual nunca fue cierto, María Eugenia siempre fue hija bien de sus padres… Pero esta señora insistió ante su hijo
Juan Martín para que la dejara, «ya te encontrarás una mejor»… Y menos quería Juan dejar la novia porque tenía ya una hija con ella… Como quiera, se alejó para cumplir con el capricho de su madre… Con el paso de un medio año más, María Eugenia tuvo la suerte de encontrarse con otro novio, el mencionado José Roberto… Este también se enamoró de ella, y le hizo honores llevándole flores y perfumes en cada día del
Amor y la Amistada… Pero sólo en dos ocasiones, porque, la recogió (dije «la recogió», no la re-cogió) y se la llevó a su casa a vivir… A este muchacho no le interesaba que ella había tenido una hija con el primer novio, la perdonaba, porque en cuanto la conoció se enamoró de ella… No le importaron sus antecedentes, como el que había querido a ese novio anterior, tener además esa criatura… ¡Ese es amor del bueno!… Nunca la
investigó para saber qué más había en ella… Y bueno, así fue que se quedaron en la casa de él…. Todo sería bueno, tranquilo y queriéndose… Sin embargo, apenas pasó un año, cuando el primer novio, el mismo que es padre de la primera criatura, empezó a sentir nostalgia por María Eugenia… Así que investigó, y pudo saber en dónde vivía… También se enteró que el marido se iba al trabajo por la mañana y regresaba por las
tardes… Ante esta situación él fue directamente a la casa «de» María Eugenia, le tocó la puerta y ella salió… Fue una sorpresa ver a su primer novio en la puerta… ¿Qué haces aquí, no chingues?… «Viene porque te quiero, te recuerdo y quiero ver cómo ha crecido mi hija»… Ella pensó primero mandarlo a la jodida, pero
enseguida le renacieron los sentimientos de amor que tenía con él, y que ella pensaba los había guardado en el clóset de su corazón… Aceptó la propuesta de pasarse a ver a la niña -según-, y ya estando adentro, en la casa del marido, hay que recordar, se dieron un beso de bienvenida, sí, pero este beso les provocó ardor y
pasión… No tuvieron más remedio que revivir viejos tiempos y echarse un palenque, «apúrate que puede venir mi esposo»… He ahí el hechizo del amor, lo que hace el amor… Y pues bueno, así fue ese retorno…. Pero esto sólo fue el primer encuentro del retorno, porque se siguieron viendo a escondidas del esposo en su propia casa… José Roberto desde los tiempos de novios, sabía que existía el tal Juan Martín, y que fue su gran amor de esta mujer… Pero él no remingaba, puesto que igualmente, la quería mucho, y aún más que el primer novio… Los encuentros furtivos, pero no tan secretos que tuvieron en esa casa, pronto fueron
notados por los vecinos del rumbo… Sin embargo, le valió madre a ambos… Ella sentía que el verdadero amor fue ese hombre con el que primero tuvo relaciones sexuales… Y sí, se dice que una mujer se queda siempre prendida del primer hombre que le realiza el hermoso acto del amor… El que fue «su primera vez» en el acto divino del sexo… Total que se dió cuenta el marido, y una vez lo corrió porque andaba merondeando por las calles cercanas… Lo enfrentó y le dijo que qué pedo, a lo cual José Roberto contestó que no, que
nada había, que sólo pasaba por ahí… Y pasaron otros años….Hasta que ahora que se acerca del 14 de Febrero, el novio original, José Roberto, le dijo que se fuera con él, que tomara la muchachilla suya, y que se fuera a vivir con él, en una casa modesta, rentada… Ella se alteró en su corazón, y sintió que este hombre de verdad la amaba a carta cabal… Así que se fue con él, hacia una casa en la colonia La Aldea, allá, lejos de la casa del marido… Pero al llegar éste en la tarde vio que no estaba su mujer, ¿a dónde se fue?… Pronto se
enteró mediante amigos que conocían a ambos… Juan Martín fue hasta allá, y le dijo a María Eugenia que se regresara «vente conmigo a la casa mi amor, yo te amo»…. Ella se quedó contrariada, vio que no se la hizo de peda, y pues ni modo, acá hay casa propia, y aquél no… Se fue con Juan Martín, muy agarrados de la mano… Había triunfado el amor, por un lado, y por el otro, ¡también!…. Feliz día….