Por Lic. Miguel Cortés.-
En estos últimos días hemos sido testigos de una avalancha de opiniones en contra del quehacer de los Jueces en Guanajuato, a quienes culpan, una vez más, de ordenar la libertad de quienes son señalados como autores de algún delito.
Conocidos personajes de la vida pública de Guanajuato, han dejado oír su voz en el mismo sentido pidiendo poner a los Jueces en el banquillo de los acusados.
Nuevamente salgo en defensa de los Jueces.
Las decisiones de los Jueces están sujetas a muchos controles, de tal forma que es muy difícil que perduren decisiones arbitrarias. En primer lugar, existe un control horizontal en sus decisiones, lo que significa que en todo proceso están presentes, por un lado, el Ministerio Público y el Asesor Jurídico de la Víctima que normalmente comparten puntos de vista e intereses y en el lado contrario se encuentran el acusado y su defensa. Enfrente se tiene al Juez que es quien decide imparcialmente, luego de escuchar el debate. Si alguna de las partes carece de la capacidad para hacer ver lo válido de sus razones, no es culpa del Juez, sino de la propia parte.
Luego, si algún Juzgador emite una decisión ilegal, viene un control vertical pues la parte que se siente perjudicada tiene a su alcance los medios de impugnación, que conllevan un nuevo análisis de la cuestión debatida, ahora por un superior y, finalmente, existe el medio extraordinario del Juicio de Amparo si persiste la inconstitucionalidad.
Lo anterior quiere decir que todas, absolutamente todas las decisiones de los Jueces están sujetas primero al debate y después a la revisión vía los medios de impugnación. Por tanto, no existe razón para culparlos de malas decisiones porque estas siempre estarán sujetas a revisión.
Denostar contra ellos demuestra ignorancia. Pretender que participen en un torneo para ver quien encarcela más personas es, además de ignorancia, perversidad.
Culparlos de la inseguridad demuestra, además de ignorancia y perversidad, desfachatez.
Nadie me ha pedido que defienda a los jueces: lo hago por convicción propia porque estoy convencido de que los jueces a modo son más peligrosos para la sociedad.
Tampoco espero de ellos ningún trato especial, porque en cada asunto seguiré observando la misma conducta que hasta ahora y al terminar cada Audiencia seguiremos siendo entrañables desconocidos.