Por Pepe Carrillo.-
Historia en verso.-
Del mes de junio, del día 24, tengan presentes ese día del fuerte ataque que hubo en Uriangato con Inés Chávez García.
Mil quinientos fueron los que intentaron pelear contra cien vecinos, que al tocar campanas todos se animaron a matar a los bandidos.
El padre Paredes les suplicó a todos, “Aclamen a San Miguel, porque es Príncipe de la milicia, nos ha de favorecer”.
A una y media se comenzó el fuego en los primeros fortines, rompiendo metrallas, primero la gente de Inés y Pancho Martínez.
Por “El Atorón”, barrio de La Loma, fue por donde estos entraron, como no había quien les echara bala, por eso se aprovecharon.
Algunas muchachas que en la torre había gritaban en su delirio “Si vemos que vencen a los Defensores, bajos a dar auxilio”.
Y eran las cuatro y media de la tarde, ¡ah, qué hora tan señalada! Cuando no alcanzaban a sacar los muertos a rancho de Las Deseadas.
¡Y viva Uriangato! Llegaron gritando con muchísimo valor, cuando se metieron para echarlos fuera del lado del Obrador.
Al siguiente día pensaba volver Inés en la madrugada, pero se arrugaron cuando de la torre salieron las campanadas.
¡Ah qué pollitos tiene Uriangato, nadie lo puede negar! Porque a la gente de Chávez García la hicieron cacaraquear.
¡A qué pollitos que tiene Uriangato, hay que dejarlos pa cría, para jugarlos y darles tronchado a los de Chávez García!.
Que toque el clarín, que toque el tambor, pabellón de tres colores, ¡que viva Uriangato con todos sus defensores!