URIANGATO.- Uriangato en sus años antes de la era de la ropa, se le conocía como un pueblo productor de Aguardiente.
«Había varias fábricas que estaban más o menos registradas, pero había más que estaban operando en forma clandestina», dice don José Martínez uno de los hombres que son de los más longevos en la ciudad.
«Estaba una fábrica ahí en donde fue el Colegio de las Monjas, en la calle Hidalgo, y que hoy es una escuela renovada.
«La dueña de la casa la donó para el Colegio de Monjas».
Había otra fábrica en la calle Obregón, ahí enfrente de donde estaba el cine Edén, casi en el triangulo.
«Otra fábrica estaba en la calle Morelos, entre la Urrutia/Mina y la Bravo.
«Una más en la calle Bravo, a media cuadra de esta anterior.
«Otra más estaba en una calle de Moroleón. Todo mundo tomaba de eso, apesar de que se les decía que hacía mucho daño. Incluso yo tuve un hermano que murío por consumir ese aguardiente.
Esas eran las tiendas más conocidas, y muchos trataban de venderla, y la vendían a escondidas para que no les cayera la ley. Eso era lo que más dinero dejaba.
Luego vino la moda de la ropa con las máquinas de tejer y se acabó el aguardiente.