YURIRIA.- Eran eso de las 8 de la mañana del martes 3 de diciembre cuando en medio de los niños que iban a la escuela apuradamente, y la gente empezaba a circular por las calles, cuando se detuvo un mini auto del cual descendieron tres personas.
En las manos llevaban unas bolsas, que parecía las iban a dejar ahí en el jardín principal, pero luego las vaciaron y quedaron las partes del ejecutado: la cabeza, las piernas, el torso y los brazos, regados en una pequeño espacio.
«Luego se subieron al carro, y se fueron tranquilamente, la misión había terminado».
Dejaron junto al descuartizado dos cartulinas con un mensaje dirigido a otro grupo, señalando que eso le había pasado al fallecido por sus acciones como «halcón».
Esta escena hizo palidecer a los habitantes de Cerano que se dieron cuenta de lo que había ocurrido, que vieron los despojos humanos tirados en la calle.
Y lo peor es que tuvieron que quedar ahí durante horas, en lo que llegan los atareados médicos del Servicio Médico Forense que no se dan abasto con tanto muerto en esta entiedad federativa de Guanajuato, que tiene primer lugar en índice de criminalidad por las disputas.