URIANGATO.- Los motociclistas convierten a las calles de la ciudad en un infierno para las personas que no las usan y para los conductores automotores.
Los motociclistas no tienen autoridad alguna sobre ellos, y se conducen de la forma que quieran, sin que nadie pueda decirles algo.
Porque si un ciudadano o un automovilista les reclaman su proceder, su forma de avanzar en las calles, de inmediato se «prenden», se hacen los ofendidos, y con actitud de que «no tienen por qué decirme nada».
Son tan valientes que se manejan mejor que cualquier agente de Tránsito, y siempre parten de la actitud de que siempre tienen la razón «los otros son los que se me atraviesan».
Son muchos años ya de costumbre, creada al través de que los agentes y los ciudadanos nada puede hacer en contra de ellos, pues se definen como los auténticos dueños de las calles.
Y en efecto, con el tiempo se han convertido en dueños de las calles.
Esto sucede con mayor intensidad en las principales calles de la ciudad, en donde hay más tráfico.
Se dice que los motociclistas de Moroleón fueron los que crearon esta actitud de prepotencia al volante.